Aunque los indicadores nos dicen que la crisis económica ha pasado y que la bonanza vuelve a ser el horizonte, muchas empresas no pueden afrontar sus pagos a proveedores y a los trabajadores. En ocasiones esto se salda con el embargo de propiedades del empresario, tanto laborales como personales.
Para evitarlo es muy recomendable solicitar un concurso de acreedores, pues ante la situación de insolvencia, incluyendo quiebra y suspensión de pagos, se podrá detener la deuda y los embargos, con la posibilidad de dar la vuelta a la situación.
Pero ¿quién puede acometer un concurso? ¿cuánto cuesta? Hasta ahora la respuesta era poco alentadora, pero en el momento actual el coste para acceder a un concurso de acreedores se ha visto reducido notablemente. Las pequeñas y medianas empresas ya pueden plantear la vía del concurso para salvar la empresa y procurar su supervivencia.
¿Qué hace SIC? Ayudar al administrador concursal en sus deberes profesionales y facilitar los pormenores del trabajo derivado del concurso, lo que redunda en una reducción de costes, plazos y, sobre todo, una mejora de resultados económicos.
No sabemos si la crisis ha finalizado o si sus efectos siguen coleando, pero lo que sí podemos hacer es proveer una vía de escape a las empresas en crisis, evitando que la situación profesional afecte también a la vida personal.